Sobre un plato de plástico verteremos varios puntos de colores de pintura de dedos. A continuación
utilizaremos un trozo de algodón sujeto con una pinza para poder usarla a modo de brocha.
Sobre un papel con un árbol dibujado animaremos al niño a que pinte sus hojas.
Todas las actividades tienen que desarrollarse bajo la supervisión de un adulto.