En los niños, son frecuente encontrar ciertas conductas inadecuadas,inapropiadas, como rabietas, gritos, pataletas, lloros y en ocasiones conductas auto lesivas.
Para abordar dichas conductas es necesario, por una parte, comprender las causas de las mismas y, por otra, intentar enseñarles otras conductas alternativas más adecuadas, que cumplan la misma función.
Un alto porcentaje de las conductas problemáticas están motivadas por uno de estros tres propósitos:
- Obtención de atención de los demás.
-Evitar la realización de actividades y demandas.
-Obtener o recuperar objetos o situaciones que desean.
Por lo tanto el niño puede usar dicha conducta de manera instrumental, para conseguir sus objetivos.
El niño puede usar una misma conducta en situaciones completamente distintas, con objetivos muy diferentes. No pensemos que la rabieta de un niño quiere decir siempre lo mismo. Si el niño ha aprendido que con la rabieta obtiene lo que quiere, la va a emplear para ir al parque o para evitar comer algo que no le gusta, demandar su juguete favorito, etc.
Lo primero que hay que identificar es qué intención tiene el niño al manifestarla. En ocasiones no es fácil determinar el detonante de la conducta problemática. Es lo que se denomina la evaluación funcional, mediante la cual se trata de descubrir las razones que motivan al niño a realizar la conducta problemática. Para ello debemos investigar y observar todos aquellas circunstancias e indicadores que rodean a la conducta. Si el niño con la conducta consigue lo que quiere, por ejemplo, si lo que busca es la atención, o un objeto, o bien evitar la realización de una actividad, y lo consigue para él será reforzante y provocará que utilice el llanto o la rabieta en situaciones similares. Es por eso tan importante analizar e interpretar la situación, identificando el antecedente, la conducta y la consecuencia.
Además los problemas de conducta están relacionados habitualmente con tres circunstancias:
- Regulación emocional: Falta de habilidades sociales. Los niños a estas edades no saben regular la frustración ante situaciones como demandas insatisfechas.
- Contexto mal enfocado: Nos referimos a aquellos contextos que produzcan en los niños situaciones de tensión, estrés, miedos, etc. Si el niño sufre alteraciones en el sueño puede provocar un alto grado de irritabilidad durante el día.
- Comunicación: Los niños necesitan ser comprendidos y apoyados. Al no haber adquirido las herramientas de comunicación, esto provoca en los niños un sentimiento de frustración ante deseos no satisfechos. Es importante facilitar al niño las herramientas y trabajar con él formas nuevas de expresión y comunicación. Existen sistemas alternativos y aumentativos de comunicación como el uso de gestos que facilitan al niño a expresarse y a entender el entorno.
Recomendaciones generales:
- Debemos identificar la “conducta problemática”, identificando cuándo suele aparecer, de qué manera, ante qué situaciones concretas y con qué personas.
- Buscaremos las posibles causas de ese comportamiento, es decir, analizar el motivo por el cual el niño realiza esa conducta (¿Qué consigue comportándose de esa manera?). En ocasiones la conducta inapropiada es una estrategia que utiliza el niño para eludir una obligación.
- Recoge por escrito la secuencia Antecedente- Conducta - Consecuencia, donde se describa la situación que desata la conducta problemática, la descripción de la conducta y qué repercusión desencadena la conducta.
- Debemos emplear una estrategia cuando aparezca la conducta problemática.
- Es importante intentar de tranquilizar al niño y esperar a que se calme. En el caso de conductas auto-lesivas hay que impedir que se haga daño sujetándole hasta que se serene.
- Hay que hacerle entender sin usar demasiadas palabras que ese tipo de conducta no debe de repetirla. Puedes usar expresiones como “No”, “Mal” o “Eso no se hace” con tono serio pero calmado. Se recomienda el uso de gestos que acompañen al mensaje, así como fotografías o pictogramas para facilitar la comprensión sobre todo en niños que aún no han adquirido el lenguaje.
- Redirigir la conducta.Tratar de sustituir la conducta problemática por otra conducta apropiada que sea gratificante para él o que le reporte algún “beneficio claro”. Le mostraremos el tipo de conducta que se espera de él en ese momento. Podemos utilizar un modelo (padre o hermano que realice la conducta deseada) para intentar que la asimile. Podemos mostrarle de igual forma un pictograma o cartulina donde aparezca la conducta deseada.
- Trabajar la demora del refuerzo. Ante la solicitud de que el menor quiere algo, antes de dárselo vamos a proponer una actividad que no se suponga ningún esfuerzo para a continuación darle lo que nos ha pedido (reforzador).
- Si es necesario hay que apartar al niño a un lugar lejos de la situación que ha podido generar el conflicto, siempre y cuando no sea esa acción la que él desea que suceda como por ejemplo dejar de comer. Modificar el entorno físico. A veces ciertos lugares propician la aparición de este tipo de conductas por ser ruidosos o crean una expectativa en el niño. Debemos intervenir en un lugar alejado de estímulos que puedan facilitar la rabieta y que en cambio facilite otras la aparición de otras conductas adaptativas, con materiales novedosos y atractivos para el niño.
- El adulto es el responsable de poner límites a la conducta del menor. El niño debe conocer cuáles son aquellos comportamientos que no están permitidos en casa o en clase. Para ello debemos asegurarnos de que se establezcan unas reglas claras y que sean fácilmente reconocibles por el niño. Podemos utilizar murales con fotografías o dibujos que hagan visibles las normas establecidas.
- Ser consistentes y firmes con la estrategia adoptada. Si no funciona a la primera hay que seguir insistiendo.
- No perder el control. Es importante que el adulto sea capaz de permanecer tranquilo, empleando un tono de voz serio pero sereno, con un lenguaje sencillo y directo. Esto es muy importante porque la conducta del adulto influye de manera directa en el estado de ánimo del niño.
- Anticiparse a las conductas inadecuadas ofreciendo un modelo adecuado para que obtenga lo que quiere.
- Esperar que con el tiempo desaparezcan las conductas problemáticas. Si éstas se mantienen a pesar de todos nuestros esfuerzos se debe de solicitar asesoramiento y ayuda especializada.
- Trabajar regularmente habilidades comunicativas con el niño, de modo que adquiera la capacidad de expresarse y realizar peticiones.
- Recurrir a estrategias de exposición para actitudes de rechazo a situaciones.Consiste en ir exponiendo gradualmente al niño a estímulos o situaciones que no tolera, que rechaza haciendo aproximaciones hasta que se produzca la extinción gradual .
- Reducir el nivel de estrés o ansiedad de la situación: podemos recurrir a técnicas de relajación para niños o bien materiales como cajas antiestrés.
- Es importantísimo trabajar los tiempos de espera. Los niños tienden a ser muy impacientes, tienen la expectativa de obtener las cosas cuando la desean. Una actividad que se puede realizar es mostrarle el objeto deseado e ir añadiendo tiempo progresivamente desde que se lo mostramos hasta que se lo damos añadiendo la consigna "espera" cuando él/ella intente alcanzarlo.
Lo que se debe de evitar al trabajar con problemas de conducta:
- Mantener, entre los diferentes miembros de la familia, formas distintas de afrontar un mismo problema.
- Intentar resolver la conducta problemática en situaciones estresantes que aumenten la posibilidad de fracaso.
- No ser consistentes en la puesta en práctica de las respuestas y estrategias seleccionadas.
- Hablar en exceso. Hay que intentar que el niño sin habilidades comprensivas adquiridas entienda el mensaje y demasiados estímulos verbales no harán otra cosa que confundirle aún más.
- Regañar y castigar como única forma de afrontar las conductas desadaptadas. Recomendamos abordar la situación desde la calma.
En ocasiones el niño puede presentar conductas autolesivas como morder, golpearse la cabeza, arañarse la cara, etc.
Es necesario proteger la integridad física del niño bloqueando estas acciones y usando, si fuera necesario, una contención, manteniendo siempre la calma, proporcionando una respuesta de baja intensidad, sin gritos, sin levantar la voz, sin ponerse nervioso. Sigue todas las recomendaciones anteriormente descritas para extinguir esa conducta. No duden en contactar con un profesional si notan que a pesar de los esfuerzo las conductas se mantienen.
También hemos detectado que hay niños que para jugar con otros, lo hacen a base de empujones. Este comportamiento puede estar relacionado con falta de habilidades sociales y en la comunicación. Debemos trabajar en otras formas de iniciar el juego.